lunes, 12 de agosto de 2013





MI CUIDAD
 
Camino muy despacio y en la noche…
canícula e historia… viejas calles:
añejas piedras, bellos edificios.
Es mi ciudad, mi vida, mis raíces.
 
Camino y casi puedo adivinarla:
escuchar sus graníticas leyendas,
aspirar los efluvios que rezuman
por sus juntas yesosas y gastadas.
 
Camino y me recreo, me deleito…
Me siento afortunada de habitarla;
me abruma el peso de un pasado fértil:
tres barrios, tres culturas, tres tesoros.
 
Camino y se me llena la cabeza
da capas, de embozados, de mazmorras,
de rabinos, de cantos, de oraciones,
de tañer de campanas y de fiestas.
 
Camino lentamente, me detengo,
contemplo sus aleros, sus blasones,
sus arcos, sus barrocas balconadas,
sus rústicos faroles amarillos.
 
Camino y cada paso me convierte
en piedra y en rincón, en banco, en reja…
Camino por placer, nadie a mi lado:
solas yo y mi ciudad bajo la luna.
 

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