domingo, 11 de agosto de 2013





Y NO PARAS DE MIRARME…
 
 
Me persigues cada noche
como una sombra intrigante;
Me contemplas desde lejos
intentando devorarme;
te acercas a pasos cortos
mientras tus pupilas arden…
 
Y yo no te quiero ya,
y yo no deseo amarte:
y yo no quiero intentar
reparar lo irreparable…
 
…. Y ni siquiera te miro…
Y no paras de mirarme.
 
Y una vez más, me recuerdo,
derrotada y suplicante,
cuando tú me repetías:
“Es inútil engañarse…
no existe ningún motivo
para seguir adelante”
 
Lloré hasta quedarme seca;
grité hasta perder el aire…
agoté todas mis fuerzas
en la labor de olvidarte.
 
Pensé morir cada día
que no llenabas mis tardes,
no me sentía capaz
de ser yo misma un instante.
 
…. No me mirabas, y yo
no paraba de mirarte.
 
 
Y ahora, cuando lo recuerdo
me digo que no me amaste,
me digo que todavía
queda mucho por delante.
 
Por eso, cuando descubro
tu mirada suplicante
me sonrío para adentro:
“Mi niño… ¿no ves que es tarde?”
 
…. Y ni siquiera te miro
Y no paras de mirarme

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