jueves, 5 de septiembre de 2013






SI TE TROPIEZAS CON UN OSO… (POR EJEMPLO)
 
Me encanta leer esos libros que ha escrito gente que ha viajado. O que dice haber viajado, porque yo creo que alguno de estos Indianajones lo que hace es recopilar batallitas de colegas, echarles una tonelada de imaginación y marcarse un tocho de cuatrocientas páginas que nos pone los dientes largos y los pelos como escarpias.
 
Lo último ha sido el manual de supervivencia de un reportero explorador que contaba a los oyentes de una emisora de radio cómo sobrevivir en la selva. Yo, la verdad, hubiera preferido que me hubiese dicho qué hacer para acabar de una puñetera vez con la plaga de hormigas que cada verano se adueña de mi cocina, pero le agradecí lo de las fieras, más que nada porque, nunca se sabe, lo mismo mañana voy al campo a coger unos tomates y me encuentro, digamos, con un oso. Pues bien, si uno se tropieza con un oso es importante no perder la calma. Y no venirse a menos. De hecho, lo más aconsejable es ponerse bien tieso, alzar los brazos todo lo posible y demostrarle a la fiera que somos casi tan grandes como él. Y si eso no funciona, pues correr. Pero en zigzag, que con los osos no vale lo de correr en línea recta. No, porque ellos son más bien torpones para girar… Y así, en zigzag, en uno de los quiebros, pues los despistamos. Vamos, que si se tropieza usted con un oso tiene que hacer como con los toros del encierro… un quiebro y lo despista.
 
Sin embrago, lo que son las cosas, si uno se encuentra con un elefante hay que correr. Y en línea recta. También valdría lo de tumbarse largo y confiar en que nos pase por encima pero sin pisarnos. Aunque claro, eso ya sería mucho pedir. Así que si se tropieza usted con un elefante, ya lo sabe: corra. Y en línea recta. Eso a no ser que en la trayectoria dé usted con un río infestado de cocodrilos. Claro que si es de día no hay mayor problema, porque los cocodrilos cazan sobre todo por la noche. Pero no se fíe: procure no nadar; píllese un bote mientras que llega el elefante y surque el río remando con lo que pueda… nunca con los brazos que le morderían. Y no se preocupe si el bicho le enseña las fauces, porque no comen madera. Otra cosa es que en vez de en el río acabe usted en el mar y se tope con un tiburón: en ese caso, procure mantener la calma, no salir de estampida porque el animalito se pone nervioso, aproximarse a un muro, un  atolón o cualquier otra superficie y esperar a que el pez se largue. Claro que si eso no ocurre o, si ya puestos en lo peor, ve usted que el escualo se aproxima, lo que hay que hacer es golpearlo en el morro o la aleta, que eso lo desconcierta y le da tiempo a usted de poner pies en polvorosa. O por lo menos de intentarlo.
 
Y en cuanto a lo de quedarse quieto, dicen que funciona muy bien si te encuentras un gorila, que además suelen viajar en grupo. O un gran felino, o sea un tigre, un león o un guepardo. Sí, porque los grandes felinos parece que sólo consideran comida aquello que tiene vida propia, o sea que se mueve. Así que nada, tú te quedas quieto, te haces el baobab y el leopardo pasa de largo y se va a buscar cualquier cosa que se mueva… qué se yo, un excursionista que esté huyendo de un elefante por ejemplo.
 
Pero al lorito, que lo peor son los rinocerontes. ¿Y por qué?, os preguntaréis. Pues muy sencillo; porque parece ser que a los rinocerontes se les toma por el pito de un sereno, o sea que no se les considera peligrosos y no hay un protocolo de salvamento y  cuando la gente se los tropieza no sabe si hay que correr, quedarse inmóvil, andarse con ojo o ir en zigzag. Y al final lo que hacen es darles una patada en la boca, como a los tiburones, y se tropiezan con el cuerno, como en los encierros. Y para cuando quieren hacer el quiebro ya les ha pegado el bicho un empentón que los ha mandado dos kilómetros más allá y han caído justo delante de una familia de leones. Pero como están inconscientes a causa del golpe no pasa nada... hasta que se despiertan y los felinos se dan cuenta de que se mueven, o sea son comida.
 
Y se acabó lo que se daba.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario