miércoles, 4 de diciembre de 2013



 
ESPÉRAME
 
Espérame
con la misma avidez con que la flor espera
la llegada del rocío,
con la misma calma con que el perro espera
la mano de su dueño,
con la misma dulzura con que el otoño espera
a las primeras nieves.
 
 
Espérame
sin querer consumirme entera antes de tiempo,
sin derribar las puertas que esperan ser abiertas,
sin agotar los días que quieren ser vividos.
 
 
Espérame
como se espera al tren que viene de muy lejos,
sin ruta, sin horarios, sin destino preciso.
Espérame cantando, mirando al horizonte
en los pies las maletas para iniciar la marcha.
 
Espérame
sonriente y en silencio, tu corazón henchido
de paz y de promesas, de gozo y de ternura.
Espérame anhelante, guardando siempre intacto
el amoroso impulso de los primeros días.
 

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