miércoles, 13 de agosto de 2014



AL DÍA SIGUIENTE

Volvió a sentirse mujer después de varios meses de lágrimas y encierro. Se entregó de nuevo y de lleno al apasionante juego de la seducción y se sintió como una quinceañera efervescente. Se compró ropa y se cortó el cabello, y hasta se puso tacones para la primera cita, una cena íntima en un local romántico durante el transcurso de la cual pudieron constatar que tenían muchas cosas en común. Muchas, que no todas. Porque en ese encuentro descubrió en él un par de defectillos que le alejaban algún que otro kilómetro de lo que ella había imaginado. Pero se dejó llevar por sus encantos, su conversación y esa amabilidad que tanto la había incomodado en un principio, y al final acabó cayendo entre sus brazos, una noche un tanto insulsa y previsible en la que él dio el alma mientras que ella no hizo sino poner el cuerpo; una experiencia frustrante que, lejos de reconciliarla consigo misma, no hizo sino devolverla a ese periodo alocado y vacuo de la adolescencia, en que su autoestima se medía por amantes y no por guiños hechos a sí misma desnuda ente el espejo. De modo que a la mañana siguiente lo despertó con un beso y un café y le dijo que había sido muy bonito.

Y se marchó para no volver jamás.

#SafeCreative Mina Cb

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