domingo, 26 de octubre de 2014



TARDE DE DOMINGO

Me gusta esa tediosa anarquía de las tardes de domingo. Ese tirarse en el sofá y dormitar todo el tiempo, como si nada existiera, entreviendo por las rendijas de los ojos somnolientos el polvo que se va acumulando sobre la pantalla del televisor encendido. Me gusta la siesta interminable e indigesta, esa resaca de paella y tinto de verano que nos clava al canapé y que nos hace dormir como si estuviéramos poseídos por la fiebre: ese querer despertarse y que el cerebro continúe en el mundo de los sueños, ese medio recuperar la consciencia y no saber muy bien si estamos en el dormitorio, en la sala o en el camarote de los hermanos Marx, ese sentirnos como muertos, como drogados, el cerebro compacto y los párpados plomizos, ese importarnos una mierda el lunes, el martes, el miércoles y el jueves, ese no saber muy bien cómo hacer para echar un pie al suelo, ponernos a dos patas e ir a buscar una cocacola a la nevera, ese no pensar en cenas, en comidas o en qué vamos a regalarle a la familia en navidad, ese dejarse hacer por unas horas, ese perder el tiempo miserablemente y sin remordimientos, ese llegar a la noche con la pecaminosa y placentera sensación de no haber hecho nada de provecho mientras nos juramos, eso sí, sin mucha convicción y mientras damos la vuelta a la tortilla de la cena, que para el próximo domingo debemos programar una salida al campo, una tarde en el cine, un café con amigas…
En fin. Algo.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: “La siesta”- Antonio Berni

No hay comentarios:

Publicar un comentario