domingo, 1 de febrero de 2015





EL POETA

Le gustaba al poeta imaginar que eran sus versos filtros de amor capaces de cautivar a sus amadas. Y es por ello que se los iba haciendo llegar de forma anónima, romántico e intrigante goteo de lisonjas y promesas que las sumía en un dulce sopor del que despertaban de repente al encontrarse cara a cara con el autor de las misivas, un tipo tímido, flacucho y un tanto desgarbado que se quedaba mudo en la primera cita y al que acababan despidiendo con un beso en la mejilla y un admirativo: “Es usted un escritor extraordinario”.
Y es entonces cuando caía en la cuenta una vez más de que él era poeta en vez de mago. Y de que nada tenían que hacer sus versos ante la gallardía de todos aquellos tipos de pendencia y vino que a menudo se presentaban en su casa y para los que él, y a cambio de unas monedas, componía rimas con las que seducir a esas bellas damas a las que tanto amaba pero que nunca estarían a su alcance.

#SafeCreative Mina Cb

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