viernes, 20 de febrero de 2015



RUPTURAS Y PRINCIPIOS

Creo que voy a iniciar
una imprevisible y necesaria cadena de rupturas.

 Empezaré por esos comerciantes que venden equipos informáticos de mierda
y luego se niegan a cambiártelos,
estando en garantía,
porque “ha pasado más de un mes desde la compra”.
Les tocará a continuación
a los fabricantes de botas que duran un suspiro
y a las tiendas de ropa
que no bajan de precio las prendas que me gustan
sino que les ponen el cartel de “nueva temporada”
(los cabrones)
aunque sean las mismas que vi en los escaparates en octubre.

Luego, quizás,
seguiré con la maldita dieta anticolesterol
que me lleva a leer las etiquetas de los paquetes de magdalenas
para comprobar su contenido en grasas saturadas
y que hace que ingerir un helado de chocolate de dos bolas
me provoque unos remordimientos de conciencia
similares a los que sentiría de dejar caer la silla de un bebé
(bebé incluído)
por un acantilado.

Más tarde, supongo,
(aunque casi debería hacerlo lo primero)
me tocará divorciarme de mis huesos
que me están tocando mucho las narices este invierno…
Claro que será este un divorcio de mentirijillas,
como los de las celebritys,
porque pienso volver a vivir con ellos
(en pecado si es posible)
en cuanto se pasen estos fríos asesinos
que me están partiendo en dos las articulaciones
(y lo que te rondaré en cuanto llegue la señora Menopausia…)

Luego, creo,
le cantaré las cuarenta a mi vecino el martillitos,
ese tocahuevos que hace ruido los domingos temprano
y en general cualquier día a la hora de la siesta
y que me está llenando de grietas las paredes del salón…
Puede que lo haga el día en que, finalmente,
su careto acabe apareciendo por mi casa
a través del agujero que, seguro,
terminará por horadar tras el televisor
para salir por la pantalla del mismo en pleno rosco del “Pasapalabra”.

Después, y ya puestos
les pondré una demanda por incompatibilidad de caracteres
a todos los pesados que se empeñan
en criticar a los demás, hagan lo que hagan,
en vez de miar al interior de sus casas, que la cosa tiene tela.
Cargaré contra los gilipollas de cualquier pelaje,
contra la clase política vil e incompetente
(obsérvese que “vil e incompetente” no va entre comas-que no entre comillas-
con lo cual no implica al sector en su totalidad...
no me sean quisquillosos)
y contra todos los “istas” que se jacten de sus “ismos”
(racistas, fascistas, integristas, machistas…
y hasta feministas de las que quieren darle la vuelta a la tortilla)
Me querellaré contra los déspotas y los explotadores…
y contra los soberbios, que también me caen gordos.
Denunciaré a los sinvergüenzas,
a los mentirosos,
a los cobardes,
a los hipócritas y a los salvapatrias y perdonavidas…

No será una merma importante en la población
puesto que a menudo todas estas características conviven en el mismo ser.

Les darán, como dice mi madre, “pa ir pasando”
y así, sin ellos en mi vida,
me la traerán al fresco los huesos,
el colesterol, las tiendas de ropa,
los vendedores de informática e incluso los fabricantes de botas que duran un suspiro…

Y puede que hasta mi vecino el del martillo

(aunque eso no es seguro…)

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: "Going to freedom"- de Mona Moon (Art Moon)

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