lunes, 4 de mayo de 2015



EL NUEVO

Me da miedo. Nada más abrirlo me he dado cuenta de que es diferente. Monocolor. Y sin dibujos, vaya aburrimiento que tiene que llevar el pobre. Eso sí, me deja elegir la tonalidad, que algo es algo. Y me ha dicho “hola”. Flash, a plena pantalla, toma saludo cibernético. Y luego ha empezado a hablarse solo y a cambiar de color, como unos chicles que había cuando yo era pequeña. Y a hacer solo lo que siempre habíamos hecho juntos. Se queda ahí, en su mundo, en plan estamos trabajando para usted mientras que yo lo miro con la boca abierta y sin mover un dedo. Todo lo hace él. Al fin la pantalla deja de jugar al arcoiris y aparecen unos cuadraditos como los de los smartphones de algunos de mis amigos. Y yo me pierdo buscando la barra de herramientas. Y mi querido escritorio atestado de cacharritos. Y casi lloro. Con lo bien que estábamos mi viejo Acer y yo, él con sus achaques y yo con mis juramentos pero la mar de compenetrados. Y este cabrito no tiene un mal procesador de textos que amarrar al escritorio. Y se me abre todo el rato una ventana de un desparasitapecés que yo no quiero. Y me vuelvo del revés con tanto rectangulito. Y me siento vieja y caduca, pobre de mí… pasar del fijo al portátil ya me parecía una osadía, pero vérmelas en solitario con el güindous ocho, francamente, es demasiado para una mujer de mi edad.
......Y mi torpeza.

#SafeCreative Mina Cb

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