martes, 10 de noviembre de 2015



ESPEJISMO

Confieso
que iba echando de menos tus mensajes
caóticos, descerebrados
y
(si me lo permites)
salpicados de alguna que otra
falta de ortografía.

Y es que
(y no me avergüenza confesarlo)
soy, creo, la mujer
máaaas enamoradiza de la tierra.

Amo
de la misma forma que respiro…
Aunque más me parezco a los peces
porque a mí, en lugar de por las narices
se me filtra el amor
por entre las rendijas de las branquias
y voy como aleteando por el mundo;
así, flop-flop…
detrás de un calamar,
de un celentéreo,
de un pez martillo…
Incluso
y ya por pura inercia
hasta besugos he llegado a perseguir…

El caso es
que de la misma forma que el agua
traspasa las membranas
y las hace vibrar
y despide burbujitas a su paso
y después puede salir por cualquier parte
(no sé yo si un pez se tira pedos
vomita o regurgita
como los niños chicos…)
y expandirse, salina y melindrosa
llegando a todos lados…
No sé yo si este chisgarabís
que en sí no es nada,
puede escaparse, por ejemplo,
el dos de agosto a eso de las cinco y treinta y siete de la tarde
por entre las rendijas del gresite azul
de mi plato de ducha
y desaparecer en medio del líquido trasiego
que recorre el subsuelo de mi barrio
y acabar en el río
y terminar regando los melocotoneros
cuyos frutos se venden en los supermercados alemanes
(que ya sería triste)
… O a lo mejor, quién sabe,
quedarse aquí metido,
no dando mucha guerra
e ir haciéndose un sitio poco a poco
(poco a poco, eso sí…
que no está el horno para bollos)

En fin… que a lo que iba
(que yo siempre me acabo despistando)

Que andaba echando de menos
tus mensajes...

Y puede que hasta a ti.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Cathy Delanssay

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