jueves, 28 de abril de 2016



PARAGUAS

En general me gustan los paraguas. Porque son útiles. Claro que también mola mojarse de vez en cuando. Que ya está bien de tanta profilaxis. Pero me gustan. Estos especialmente. Porque podrían ser negros. O grises. Pero son en color. Alegres. Descarados. Como ellos. Son libres. Y no sólo sirven para protegernos de la lluvia.
Además pueden servir para volar.
Sí. Para volar.
Nosotros no podemos creerlo porque somos adultos. Y nuestras mentes ya no son como las suyas. Hemos crecido. Madurado. Envejecido prematuramente en ocasiones. Y perdido esa maravillosa capacidad para ver más allá de la vida. Más allá de los objetos. Más allá del arcoiris.
Pero ellos no. Ellos aún la tienen. Imaginación quiero decir. Aún no se la hemos cercenado. Aunque estamos en ello. A eso precisamente va encaminado este sistema educativo. A mutilar su fantasía. A convertirlos en adultos productivos y tristes. A hacer que utilicen los paraguas tan sólo para guarecerse de la lluvia. Cerebros para la máquina.
Inglés. Alemán. Chino, que ahora es el futuro. Fútbol. Baloncesto. Deportes que pueden encumbrarlos. Retirar a sus familias. Y sin saber hacer la o con un canuto. Música. Para las chicas sobre todo. Que aún no siendo rentable puede tener salidas.
Tener salidas. Salidas de tono. Salidas de madre. Salidas de emergencia. Como en los autobuses. Todo ha de ser seguro en esta vida. Práctico. Necesario. No caben las quimeras. Hay que asfixiar, aniquilar del todo a las neuronas disidentes.
Futbolista. Maestro. Médico. Abogado. Fontanero a una mala…
Músico puede ser.
Poeta ni de coña. Pintor ni por asomo.

Diferente ni en sueños.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Jesus Marquina Arellano
(Semana de Acción Mundial por la Educación)

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