jueves, 30 de junio de 2016



LOS CUENTOS DE LAS MIL Y UNA NOCHES

Podría inventar mil y una historias que contarte al oído. Una cada noche.

Para evitar que me olvidaras.

Sería capaz. Podría construir, puedo construir un puñado de versos cada día solo con las palabras que dejas caer para que yo las lea. Sólo con eso y con el vago recuerdo de aquel breve paseo nocturno bajo toallas mojadas.

Enamorarse es lo mejor y lo peor que te puede pasar. Lo mejor cuando, como en Moulin Rouge, amas y eres correspondido. Y lo peor cuando, como en Moulin Rouge, sabes que ese amor tuyo ha de esperar o mantenerse oculto.

Claro que ni tú tocas el sitar ni yo padezco de tuberculosis. Pero tengo otra enfermedad, mucho más leve pero no por ello menos enojosa. Y es la de ser un mar de emociones desbocadas. La de perder el rumbo y la cabeza. La de convertirme en pasión y en letra cada vez que alguien me alborota el corazón. La de entregarme al amor sin medida ni concierto, del mismo modo que el viajero lo hace a la odisea o el bohemio a la incertidumbre.

En fin… Y a lo que iba… que me estoy extendiendo demasiado. Que podría escribir una historia al final de cada tarde solo con el fin de tramar una alfombra de palabras por la que tú pudieras deslizarte, descalzo y en silencio, llegar hasta mi cuarto en mitad de la noche, tenderte junto a mí y dejar que el contacto de tu aliento en mi piel despierte a mis sentidos…

#SafeCreative Mina Cb

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