viernes, 19 de agosto de 2016

 


 LA MALDAD

Esta mañana me ha asaltado una duda. Así, sin anestesia, zas... a mi edad y sin habérmelo planteado anteriormente. Del mismo modo que otros se preguntan si existen dios o el fondo monetario.

Ha sido durante la jornada laboral, tras un pequeño rifirrafe sin mayores consecuencias. Yo apilaba las cestas de la compra a la entrada del super y de pronto me he preguntado si existen en el mundo personas que no son capaces, ya no de detectar, sino de creer en la maldad ajena. En la maldad en plan perrería y a ver si hago esto para joder al vecino. O sea la doméstica. Quiero decir no la maldad perversa, la maldad mala, esa que se encierra en un avión con una bomba y se lleva por delante a cien personas. Claro que en ese caso el factor maldad no siempre es el que más participación tiene en el asunto puesto que ahí entran la demencia y otro tipo de circunstancias de una complejidad que escapa a lo elemental de mis conocimientos.

Pero a lo que iba. Que yo soy de las que tienden a pensar que cuando los otros hacen lo que hacen lo hacen porque no piensan que puedan perjudicar a los demás. Porque no se lo plantean. Al menos en principio. Porque también es cierto que a veces esos borreguillos se acaban manifestando unos perfectísimos cabrones con pintas que te joden la vida pero bien si te descuidas. Pero aún así yo pienso que no lo hacen adrede... esto es, que se les va la mano y en realidad no quieren joderte. Y menos tanto. Sólo que les fastidia que existas. Vamos... que a lo mejor es que no lo asimilo porque no lo entiendo. El placer que te puede producir andar jodiendo al prójimo digo. Y más gente normal. Quiero decir con hijos y esas cosas. Que tienen a quien querer y quien les quiera. Y que no les gusta que nadie les joda. Ni a ellos ni a los suyos. Y ya se sabe, lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie. Que esa es una máxima que todos conocemos. Por eso yo tiendo a excusar siempre a los malos. Mientras que otras personas de mi entorno los huelen desde lejos. Pero es que yo creo que cada cual hace lo que más le conviene. Sin ponerse a pensar si le conviene al otro. Que igual es falta de inteligencia emocional o de empatía. O es algo genético. O educacional incluso. Pero no creo que sea deliberado. No creo que a nadie le guste ser malvado. No lo creo.

En fin... que igual sí y que lo que pasa es que yo soy una imbécil.

Que también puede ser...

#�SafeCreative� Mina Cb

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