miércoles, 28 de septiembre de 2016

 


 RIBERISTÁN

Me dice una conocida
que está hasta las mismas tetas
de la bendita Pamplona
y de todas sus pamemas
y que tendría que hacer
un relato o un poema
en plan cantautor del tiempo
de las canciones protesta.

Y pese a que hoy no ando fina
yo con la cosa rimera
y no tengo muchas ganas
de joder la servilleta
(que para joder la manta
va estando la cosa fresca)
he decidido esta tarde
poner manos a la tecla
más que para protestar
para ver si así me deja
tomarme el café tranquila
(puesto que es la camarera
del garito al que me escapo
en la pausa mañanera)
la zagala, y ya de paso
se paga un par de cervezas.

Y me cuesta, la verdad,
empezar la cantinela,
porque en esencia no es tanto
lo que al fin nos diferencia:
todos tenemos dos ojos,
todos tenemos dos piernas,
todos tenemos dos brazos,
un tronco y una cabeza
(otra cosa es el relleno
uséase las ideas)
y hasta tenemos, digamos,
caminos que nos acercan
en no demasiado tiempo
(entre una hora y hora y media)

Claro que ya en ese aspecto
se pone la cosa seria:
porque es más fácil hacer
un trayecto de ida y vuelta
a la Luna, que apañar
una excursión de Tudela
a la capital en tren
en el día... y cuando llegas
a Pamplona, la estación
está en la quinta puñeta.

El bus es más apañao,
pero ojito no te metas
en ese que va parando
casi por todas las puertas
de los pueblos y pueblicos
que en el trayecto atraviesa
porque como lleves cita
para ver a la partera
igual llegas cuando el crío
esté acabando la escuela.

Y de ir en coche ni hablar,
porque por la carretera
te has de encontrar más camiones
que en una “road movie” de esas;
y si quieres abreviar
ya sabes lo que te queda:
autopista y sartenazo
al saldo de la tarjeta.

Y total, pa lo que vamos...
Casi siempre a soltar perras,
a rellenar formularios,
a solventar papeletas,
a matricular chavales,
a conocer enfermeras,
a operaciones de riesgo
o a que nos hagan las pruebas
de hospital que hasta hace poco
nos hacían en Tudela
y que se han ido llevando
lo mismito que se llevan
al museo provincial
hasta el musgo de las piedras.

Mucha envidia veo yo:
y la envidia nunca es buena:
envidian nuestro carácter,
envidian nuestra menestra,
envidian el sol, que allí
ni de chiripa se acerca;
envidian la Catedral,
envidian la Magdalena,
envidian la gigantada,
y por ellos, si pudieran,
se llevaban grano al grano
la mismísima Bardena.

Que no nos pueden ni ver.
Que se les nota a la legua.
Que se creen esos tontos
de la minga y de la pera
que de Tafalla p'abajo
vivimos en la Edad Media.

Y esto ya no tiene arreglo;
esto solo se remedia
programando un referéndum
pa pedir la independencia
y vallando de una vez
para siempre la Ribera:
que nos dejen ya tranquilos
y se vayan a la mierda,
que aquí no nos hacen falta
ni forales, ni estafetas,
ni Barcina ni la Barkos
ni Urralburu si volviera...

Que aquí lo arreglamos todo
en un tris y por las buenas:
El Jabonero de alcalde,
la Chacha de presidenta,
la universidad en Cortes,
el aeropuerto en Tulebras,
el Baluarte en Fustiñana,
el hospital en Valtierra,
y el gobierno regional
en la una cueva de Arguedas

Riberistán askatú
y a Pamplona...
 ¡¡ni pa fiestas!!

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Viñeta de Oroz

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