lunes, 19 de septiembre de 2016

 


 RUMBO AL OTOÑO

Cae la tarde y la corriente se desliza rumbo al sur, mansa y plateada. La lluvia descorre suavemente las cortinas del otoño y la radio trae a mis oídos los ecos del verano que se acaba. Una canción alegre de esas que llenan el aire de las anárquicas noches estivales, cuando las chicas que aún no tienen novio se juntan en cuadrilla para ir a bailar a las fiestas de los pueblos con la espalda desnuda, y ríen a la vez que alzan los brazos mientras ellos, los hombres, evolucionan con una cierta timidez y casi siempre beben más de lo que bailan. Paisajes animados en los que se amontonan gentes de todas las edades y en donde los jóvenes exhiben su energía ante los viejos, que los miran con envidia y preocupación al mismo tiempo.

A veces me paro en mitad de la fiesta y contemplo el escenario desde fuera. Como un extraterrestre que llegara a la Tierra por primera vez y al que todo le sonase a novedad. Miro a la gente charlar y divertirse, disfrutar de la vida y compartir con sus amigos momentos que tal vez jamás olvidarán. Y me digo a mí misma una vez más que hemos tenido suerte. De estar aquí y ahora y de ser libres. Y de poder bailar, como ellas, con los brazos en alto y con la espalda desnuda, veranos del comienzo de las cosas, en los que no son aún conscientes de la rapidez con que el otoño se presenta en nuestras vidas, así como de la fragilidad de la existencia y hasta de la propia libertad.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Lumina Terris

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