martes, 1 de noviembre de 2016

 


DÍA DE DIFUNTOS

Te marchaste flotando en una nube de paz
y yo me quedé en tierra
desnuda de tus manos.

Tan sólo el desamor me quiebra, padre,
tan solo el desamor me desmorona.

No me desgarró el dolor entonces
(ni siquiera más tarde)
quizá por esta incapacidad mía de sentir
con otra cosa que no sean las teclas.

Fue, padre, tu trayecto un largo viaje
de hundirse en el oscuro
de la memoria estéril
y de sólo palabras al oído
y esperanzas
vanas quizás… quién sabe
de que tú me escucharas.

No pienso ahora en tu ausencia:
te soñé aquella noche en que partiste
vivo y en tu sillón,
ese que hiciste
cuando tú eras capaz de hacerlo todo
(incluso a mí)
y con esa camisa que tanto te gustaba;
aquella de color mostaza
que llevas en la foto
en la que me sujetas montada en caballito.

Cuánto me quisiste...
cuanto amor compartido,
cuantos años sin atrevernos a decir
“te quiero”
y cuántos besos y abrazos al final.

Te besé hasta saciarme
siempre con el consuelo
de que los besos no se acaban nunca,
lo mismo que el amor.

Y te dije te quiero tantas veces
que ya no creo que me queden más te quieros
para el hipotético caso
de que aparezca el hombre
que recorra a mi lado este camino...

Te abracé, te toqué,
te hablé, te acaricié…
casi hasta desgastarte
solo
(ahora lo sé)
con la finalidad
de tejer una nube de cariño
que te protegiera
(como tú lo hacías conmigo de pequeña)
de todos los fantasmas
con que pudieras cruzarte camino a la otra vida.

Esa noche, en mi sueño,
al verte ahí,
con tu camisa chillona y tus gafas de pasta,
en el sillón sobre el que no me dejabas poner los pies,
tuve al fin la certeza
de que todos los besos,
caricias,
palabras,
te quieros…
llegaron a buen puerto.

Y confirmé que hiciste lo correcto,
que hicimos lo correcto
y que la paz
te seguirá envolviendo
allá donde te encuentres.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: "Estatua de la Resurrección"
Cementerio Campos de Paz- Medellín

No hay comentarios:

Publicar un comentario