NAVIDADES IMAGINARIAS
Que digo yo que ha sido una lástima lo del gobierno. Lo de tenerlo. Que ya nos habíamos hecho a la idea de votar en Navidad. Al menos yo. Y no soy la única. Que tengo dos o tres colegas de esos que están hasta el gorro de bola del cuñao y los sobrinos y ya andaban pensando en presentarse voluntarios para la mesa electoral. Porque mejor excusa que esa no conozco. Que o vas o se te plantan en casa los forales con la orden judicial y ahí se quedan el cordero en el horno y los langostinos descongelando en un barreño. Y para cuando vuelves ya se ha largado hasta el del anuncio del Almendro. Aunque también hay alguna que otra ama de casa de esas de toda la vida que me lo comentaba: “A ver si me llaman - me confesó una clienta en el trabajo- porque estoy de gorrones hasta la manopla de amianto. Que como salga de mesa se quedan todos a comer en su puñetera casa. Y aun encima me pido la media jornada de descanso de después, como hacen en las fábricas, y el día 26 cocina Rita la Cantaora. Que me tienen harta esta panda de vagos.”.
Otros que también andaban dándole a la sesera eran los publicistas. Que más de uno había pensado en regalarles frascos de perfume a los candidatos para que fueran atufando las salas de conferencias y los auditorios y después anunciar eso de “Eau de Chanchulle, la fragance de Rajoy” (que apenas se notaría porque en francés se pronuncia 'Rajuá')
Y luego, menudo fin de año: el inicio de la campaña en pleno puente de la Consti, que los pobres hubiesen tenido que salir por patas de Baqueira para llegar a tiempo a la pegada de carteles. Y vaya pintacas que iban a sacar en las fotos, con la marca de las gafas de sol y el resto de la piel como un cangrejo. Que los mismo alguno hasta aparece con una pierna rota y enmuletado, como su emérita majestad. Y menudo plan, el trajín de la campaña en esas condiciones. Con lo que sufren y se estresan. Y más tarde el cierre casi coincidiendo con el sorteo de Navidad, con la tele poniendo las imágenes de la peña encogorzándose con Freixenet carta Nevada delante de la administración de lotería y a continuación los candidatos diciendo que van a dedicar la jornada de reflexión a leer y pasear con sus familias. Aunque les corten la luz y caiga una nevada que se quede la calle impracticable. O ni sepan leer ni tengan familia.
Pero lo mejor de todo hubiese sido la Nochevieja, con la repetición de la Empanadilla, el resumen del año con mucha olimpiada y mucho Master Chef y sus señorías dándole al diálogo y a la negociación y pidiéndoles a los Reyes Magos un escaño bien situado, con vistas a la opulencia y a ser posible desprovisto de efectos secundarios tales como un infarto o un paseo por los juzgados de Plaza de Castilla; comiéndose las doce uvas en el mismo lugar en el que Tejero nos los puso a todos de corbata hace unos cuantos años y celebrando, ellos sí que sí, que su boleto haya salido premiado con el Gordo.
#SafeCreative Mina Cb
Que digo yo que ha sido una lástima lo del gobierno. Lo de tenerlo. Que ya nos habíamos hecho a la idea de votar en Navidad. Al menos yo. Y no soy la única. Que tengo dos o tres colegas de esos que están hasta el gorro de bola del cuñao y los sobrinos y ya andaban pensando en presentarse voluntarios para la mesa electoral. Porque mejor excusa que esa no conozco. Que o vas o se te plantan en casa los forales con la orden judicial y ahí se quedan el cordero en el horno y los langostinos descongelando en un barreño. Y para cuando vuelves ya se ha largado hasta el del anuncio del Almendro. Aunque también hay alguna que otra ama de casa de esas de toda la vida que me lo comentaba: “A ver si me llaman - me confesó una clienta en el trabajo- porque estoy de gorrones hasta la manopla de amianto. Que como salga de mesa se quedan todos a comer en su puñetera casa. Y aun encima me pido la media jornada de descanso de después, como hacen en las fábricas, y el día 26 cocina Rita la Cantaora. Que me tienen harta esta panda de vagos.”.
Otros que también andaban dándole a la sesera eran los publicistas. Que más de uno había pensado en regalarles frascos de perfume a los candidatos para que fueran atufando las salas de conferencias y los auditorios y después anunciar eso de “Eau de Chanchulle, la fragance de Rajoy” (que apenas se notaría porque en francés se pronuncia 'Rajuá')
Y luego, menudo fin de año: el inicio de la campaña en pleno puente de la Consti, que los pobres hubiesen tenido que salir por patas de Baqueira para llegar a tiempo a la pegada de carteles. Y vaya pintacas que iban a sacar en las fotos, con la marca de las gafas de sol y el resto de la piel como un cangrejo. Que los mismo alguno hasta aparece con una pierna rota y enmuletado, como su emérita majestad. Y menudo plan, el trajín de la campaña en esas condiciones. Con lo que sufren y se estresan. Y más tarde el cierre casi coincidiendo con el sorteo de Navidad, con la tele poniendo las imágenes de la peña encogorzándose con Freixenet carta Nevada delante de la administración de lotería y a continuación los candidatos diciendo que van a dedicar la jornada de reflexión a leer y pasear con sus familias. Aunque les corten la luz y caiga una nevada que se quede la calle impracticable. O ni sepan leer ni tengan familia.
Pero lo mejor de todo hubiese sido la Nochevieja, con la repetición de la Empanadilla, el resumen del año con mucha olimpiada y mucho Master Chef y sus señorías dándole al diálogo y a la negociación y pidiéndoles a los Reyes Magos un escaño bien situado, con vistas a la opulencia y a ser posible desprovisto de efectos secundarios tales como un infarto o un paseo por los juzgados de Plaza de Castilla; comiéndose las doce uvas en el mismo lugar en el que Tejero nos los puso a todos de corbata hace unos cuantos años y celebrando, ellos sí que sí, que su boleto haya salido premiado con el Gordo.
#SafeCreative Mina Cb
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