sábado, 7 de enero de 2017

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 EL BOTE DE LAS COSAS BUENAS

Este año los reyes me han dejado un kit de bricolaje emocional. Se ve que como saben que no necesito nada han decidido abandonar en casa de una amiga este frasco vacío para que yo lo llene. Pero no con monedas, que sería lo más lógico. Ya sabéis, ir metiendo la chatarra que nos queda en los bolsillos para, un día, cuando ya no quepa más, echarla en una bolsa, bajarla al súper y joder a la cajera. Ni con macarrones, que sería nutritivo al tiempo que la mar de práctico. Ni con arena de las playas que vaya visitando a lo largo de mi vida, que sería romántico e incluso evocador.
No. Lo que sus majestades de Oriente quieren es que yo llene el frasco de papeles. Que tampoco sería complicado si me lío a arrugar hojas de libreta y hago un puñado de bolas rígidas y gordas. O incluso si voy metiendo en él todos los borradores que improviso a vuela pluma en servilletas, posavasos, tickets o reversos de facturas. En cualquiera de los casos tendría lleno el recipiente en unos pocos días, y podría vaciarlo y emplearlo para algún cometido de vital importancia como, por ejemplo, guardar sales de baño aún sin tener bañera en casa.

Pero es que el frasquito en cuestión es para amontonar experiencias positivas. De hecho, lleva un cartelito delante que dice “Bote de las cosas buenas”, y mi amiga me ha dejado bien clarito el modo de empleo, que los mismos reyes le han explicado a ella personalmente. Se trata de que apunte en los papelitos que vienen con el frasco todas las cosas buenas que me vayan sucediendo en este año. A emoción por papelito. Y de que luego, el próximo 31 de diciembre, abra el tarro y vaya desplegando los papeles uno a uno para poder recordar todos esos sucesos.

En fin… que me ha gustado la idea y voy a hacerles caso.

Que digo yo que por algo los llamarán los Reyes Magos.

#SafeCreative Mina Cb

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