martes, 11 de julio de 2017

 


 TARJETAS

Ya no me cabe la foto
de mi novio en la cartera…
ya no me caben los kleenex,
ya no me caben las perras…
Y es que el espacio que antaño
ocuparon las monedas
y los billetes lo ocupan
hoy un millar de tarjetas…

Todo empezó con la Visa,
tan funcional y moderna,
que lo mismo te servía
para pagar una cuenta
del súper, que pa sacar
cuatro o cinco mil pesetas
del banco sin hacer cola
y sin la oficina abierta.
Luego llegó la del nif,
oséase la de hacienda,
más tarde la sanitaria…

Y después, y a tumba abierta
se desató de repente
una lluvia de tarjetas:
La travel club, tan azul,
tan generosa y viajera,
la del corte inglés, tan verde
tan pija, tan pinturera,
la del día, colorada
como una capa torera,
la del carrefour, que tiene
dibujadita una flecha,
la del eroski, que es red
y te deja sacar perras,
la del cine, la del párking,
la de la gasolinera,
la del café de la esquina,
la del salón de belleza,
la de la peluquería,
la del gimnasio, la nueva
Visa que aún no has activado
porque funciona la vieja
y que llevas, por si acaso
metidita en la cartera.
La tarjeta para el metro,
la tarjetita de Iberia,
la de fichar en el curro,
la del bus, la de la escuela,
la del club de vacaciones
y la de la biblioteca...

Y yo es que ya me confundo…
ya no sé cual es la buena,
llevo al día la de eroski
y se enfadan las cajeras,
llevo al médico la travel
y no me dan las recetas
llevo al banco la del cine
y me mandan a la mierda…

No puedo más, lo confieso…
Esto ya se me apodera…
Por dios, si hasta el otro día
el mendigo de la acera
del super me colocó
en la mano una tarjeta
de fidelidad que dice:
“Su pobre de cabecera
le agradece las propinas
y le sujeta la puerta”

#SafeCreative Mina Cb

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