jueves, 24 de agosto de 2017

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 PASEO POR EL ARTE

Pedí a la taquillera un solo ticket:
“Uno múltiple”- dije.

“Paseo por el arte”, rezaba la boleta.

Empecé por las tablas flamencas,
esas estilizadas figuras paliduchas
procedentes de territorios protestantes
que dan algo de yuyu…
Después fueron llegando los lienzos coloridos:
la escuela veneciana,
los pomposos barrocos con sus orondas manchas…
Y al fin la luz, en bruto y sin tapujos:
Corot, Monet, Pissarro...
y la sonrisa
al descubrir paisajes conocidos
y el tenue escalofrío
al sentir el dolor de Van Gogh
y su miseria.

La tarde transcurrió en otro edificio
pleno de nobles, príncipes y reyes
y de devotos mártires
cuyo anecdotario no conozco
y opulento de ninfas y de Europas raptadas
a las que mi San Rubens
atrapó entre las fibras de las telas…
Y me pilló al final la hora del cierre
con faldas y a lo loco y sin haber podido
(no es la primera vez)
encontrar los Sorolla
(los planos y yo… ese gran enigma)

Cerraron el paseo los grandes ascensores transparentes
y el espejado techo
y las lúdicas obras un tanto irreverentes
de autores de vanguardia…
Y Man Ray, y las huestes de Breton
(“Qu’est ce que c’est le surréalisme?)…
Y me sentí magnánima,
y hasta acabé haciendo las paces con Miró
antes de colocarme ante el Guernica.

Sólo entonces lloré.

Mas no fue por tu causa.

#SafeCreative Mina Cb

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