jueves, 21 de septiembre de 2017

 


NULÍPARA

Confieso
y sin vergüenza alguna

que nunca tuve instinto maternal.

Jamás me vi acunando
amamantando
acompañando al cole
mirando, inquieta, la hora
en las angustiosas madrugadas del tramo adolescente

ni temiendo, por tanto, por la vida
de un ser gestado
en mis propias entrañas.

Hay quienes me preguntan
(recelosos)
a la espera de entrever la lágrima furtiva
que acompaña al estigma
del reconocimiento de la esterilidad

y noto
que al no hallar lo que buscan
me contemplan
atónitos
a caballo entre la envidia y la animadversión

como si fuera un monstruo desnaturalizado
egoísta y anárquico
incapaz de hacer nada por la humanidad.

Y tal vez piensan
(o desean incluso)
desde lo más profundo de su ser
que el máximo hacedor no me perdone
y me castigue
cuando llegue al otro mundo
a habitar en un limbo decorado
en colores pastel

en el que las risas y los llantos de los niños
se entremezclen, obsesivos e incesantes

y no me sea posible pegar ojo
en toda la eternidad.

(Tal vez me lo merezca...)

#SafeCreative Mina Cb

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